"Mira hacia arriba, estoy en el cielo/Tengo cicatrices, que no pueden ser vistas" (Look up here, I'm in heaven / I've got scars, that can't be seen').
Son las primeras palabras de la canción Lazarus, que forma parte del último álbum de David Bowie, "Blackstar".
En el video, se observa al cantante, que murió de cáncer el lunes, acostado sobre una cama.
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El lanzamiento del álbum, el número 25 de su carrera, se hizo el viernes, el día que cumplió 69 años.
La producción, que incluye solo siete canciones, ha sido recibido positivamente por los críticos.
Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, dada a conocer por su hijo Duncan Jones, las primeras líneas de esa canción cobran fuerza para muchos.
"Siempre hizo lo que quería hacer. Y lo quería hacer a su manera y lo quería hacer de la mejor manera. Su muerte no fue diferente a su vida – un trabajo de arte. Hizo Blackstar para nosotros, su regalo de despedida", señaló el productor y músico estadounidense Tony Visconti en su cuenta de Facebook.
Visconti colaboró de forma habitual con Bowie por varios años, desde 1969 con el álbum "Space Oddity" hasta su más reciente producción, Blackstar.
"Desde hace un año sabía que sería así. No estaba, sin embargo, preparado para eso. Era un hombre extraordinario, lleno de amor y de vida. Siempre estará con nosotros. Por ahora, es apropiado llorar".
Sin su rostro
"Blackstar" es el único álbum que no tiene una foto del músico en su portada. Se grabó en Nueva York entre enero y mayo de 2015.
En ella se observa una estrella negra sobre un fondo blanco.
"Este ideograma preside un disco sorprendente que suena mucho más urgente, contemporáneo y elíptico que el álbum con el que Bowie regresó en 2013, "The Next Day", un álbum que cayó inesperadamente del cielo", escribió Kitty Empire, del diario británico The Guardian.
"Blackstar", indicó Empire, "está bañado con su distintiva voz melódica y con su instrumento preferido de los 80: el saxofón".
El giro al jazz
Para su producción, Bowie buscó ayuda de artistas reconocidos en el mundo del jazz, entre ellos el saxofonista neoyorkino Donny McCaslin. Se les unieron el pianista Jason Linder y el bajista Tim Lefebrve.
La canción "Blackstar" de Bowie es considerada por los expertos como una hazaña épica de jazz de 10 minutos.
"Si hubiéramos empleado a los antiguos músicos de David, tendríamos gente de rock tocando jazz. Y con gente de jazz tocando rock, le damos la vuelta", le indicó Visconti a la revista musical Mojo en noviembre de 2015.
La inspiración de Bowie para hacer su último álbum, le dijo Visconti en noviembre a la revista Rolling Stone, fue Kendrick Lamar, un cantante californiano vanguardista y su producción "To Pimp A Butterfly".
"Estuvimos escuchando mucho a Kendrick Lamar (…) Nos encantó el hecho de que Kendrick era de mente abierta y que no había hecho un disco solo de hip hop", le dijo Visconti a la revista.
"El objetivo de muchas maneras era evitar el rock and roll", señaló el músico.
El giro se dio y el resultado fue la última obra de David Bowie.